Comentarios culturales de un antiguo refugiado chileno de Valparaiso, ahora en Francia, Montpellier y como muchos otros, viviendo de milagritos...
Music is the Best, tal es su lema, aparentemente lo cree y aplica aqui :
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26 febrero, 2006

Paseo de A a Z

*Pasiones alfabéticas*

Félix Romero, 18.02.2006

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Todo diccionario es un intento de ordenar el mundo. Una pasión a la que se han entregado multitud de escritores como los que aparecen en estas páginas, ordenados en un recorrido que es un diccionario de diccionarios.

"Antes del alfabeto" se llama un texto de Italo Calvino, incluido en Colección de arena (Alianza), en el que se muestra enormemente agradecido a los "fenicios" por haber inventado el orden alfabético, y acabar con la tendencia a la infinitud de los jeroglíficos.

La pasión alfabética era compartida por todo el grupo del OULIPO. Hay quienes creen que el orden alfabético, con el sistema de búsqueda de internet, y en especial de Google, está en crisis. Es posible. En cualquier caso, a mí también me fascina el orden alfabético, y este diccionario de escritores empieza con la letra A. La A de Alphabets, el esfuerzo matemático poético de otro integrante de OULIPO, Georges Perec.

CRUZARSE DE BRAZOS

Pero salgo rápidamente de ese sudoku literario para retroceder a la A de Alberto Savinio, que redactó una Nueva enciclopedia (Seix Barral). En la voz "Enciclopedia" escribió: "Renunciemos, por lo tanto, a volver a la homogeneidad de las ideas, o sea, a un tipo ya pasado de civilización, y esforcémonos por llegar a una convivencia, de la manera menos cruenta posible, de las ideas más dispares, incluso de las más desesperadas". La escribió en los años 40, así que es posible que Savinio sea el padre del relativismo cultural, y también de su respuesta occidental contemporánea: cruzarse de brazos.

El paso de la A a la B está chupado, me aprovecho de Ambrose Bierce, autor de un Diccionario del diablo (Galaxia Gutenberg), en el que da una correcta definición de "Whhangdepootennawah": "En el dialecto Ojibwa, desastre; aflicción inesperada que golpea sin fuerza".

La B es de Bernardo Atxaga, autor de una colección de textos de la A a la Z, Lista de locos y otros alfabetos (Siruela). En "Alphabelette. Alfabeto francés en honor de J. L. Borges", Atxaga afirma que aprendió en Borges "que los libros no pueden contener todos los detalles, todas las causas y efectos".

Y si un libro no puede contener todos los detalles, menos los puede contener un artículo, así que el Diccionario privado de Borges recogido por Blas Matamoro sólo puedo citarlo, y saltar rápidamente a la letra C, donde espera Czeslaw Milosz. El escritor polaco publicó un Abecedario (Turner/FCE). En la entrada "Desgracia" de este "Diccionario de una vida", escribe: "La desgracia existe. (...) En tu defensa sólo puedes alegar: Quiero vivir".

La D es, cómo no, para la palabra "Diccionario". Muchos diccionarios los hacen entre muchos, pero otros diccionarios los escribe uno solo. El "del uso del español" (Gredos) de María Moliner es una novela triste. El "filosófico" de Voltaire ha servido de referencia para otros muchos diccionarios personales. Escribió Voltaire, y me sirve para pasar a la letra E, sobre el "Encantamiento": "Ordinariamente, soñando conseguimos ver muertos, hablarles y que nos contesten. Si los vemos durmiendo, ¿por qué no los hemos de ver despiertos?".

En la F me espera Félix de Azúa, que en su Diccionario de las artes (Anagrama), en la voz "Artista", escribe: "La contemplación de alguien libre y genial que dice ser libre y genial es insuficiente como obra de arte y una lata como obra de caridad".

Lo podría haber puesto en la F de Flaubert pero lo pongo en la G de Gustave. El Diccionario de lugares comunes (Edaf) es uno de los diccionarios de autor más conocidos. Elaborado como un instrumento auxiliar para llevar a cabo Bouvard y Pécuchet, me libra del apuro que tenía para llenar la H: "Homero: nunca existió". Y como no existió, malamente pudo escribir una sola línea de un diccionario.

La I la tengo chupada, basta acercarme a la estantería donde guardo lo relacionado con Buñuel y coger el Diccionario del amante de la India (Paidós) que escribió J. C. Carrière. Pero, después de buscar como un desesperado, descubro que ha desaparecido.

PARA OCIOSOS

Y me tengo que largar a la J de Joan Fuster, que redactó un Diccionario para ociosos (Península). Me encanta la voz "Epitafio": "Aquí yace J. F. Murió como vivió, sin ganas". Y como queda un poco de espacio en la J, no quiero olvidarme del Diccionario de símbolos (Siruela) de J. E. Cirlot ni del Diccionario de las vanguardias (Alianza) de Juan Manuel Bonet.

Como Sue Grafton todavía no lo ha concluido, en la K sólo me detengo lo imprescindible, para hablar de Kingsey Milhone, la detective protagonista del novelesco "alfabeto del crimen" (Tusquets).

En este diccionario no caben las relaciones topográficas de Benjamin o de Fonollosa, pero sí hay espacio, en la L de "Lugares", para la Guía de lugares imaginarios (Alianza) compilada por Alberto Manguel y Gianni Guadalupi.

Podría quedarme en el Mar de las palabras congeladas, pero la M es para Marina, José Antonio y Marisa López Penas, autores de un interesante Diccionario de los sentimientos (Anagrama), pero al releerlo descubro que no sigue el orden alfabético y tengo que pasar a otra M, la de Miguel Sánchez-Ostiz, antólogo de unas Opiniones y paradojas (Tusquets) de Pío Baroja. La voz "Nacionalismo" me sirve para cubrir la N y para seguir hasta la Ñ. En Desde la última vuelta del camino escribió: "Solamente los pueblos ñoños no pueden resistir que se burlen de ellos".

Estoy en la O y como tiene aspecto de túnel, me sirve para pasar a la P, de Parise, Gofredo, autor de unos Silabarios (Alfaguara) que no llevó hasta la última letra, la Z, y que acabó en la S, de "Soledad".

Creía que la Q y la R las tenía resueltas con Queneau, Raymond, pero al coger los Ejercicios de estilo (Cátedra), descubro que no están tampoco listados por orden alfabético, así que tengo que salir pitando hacia la S de Surrealismo, Diccionario abreviado del (Siruela), recogido en los años 30 por Breton y Eluard. La entrada "Elefante" es muy elocuente: "Los elefantes son contagiosos".

LA BALA Y EL BESO

En la T, me cito. Estoy traduciendo Biblioteca, un libro de Tavares, Gonçalo, en el que se mezcla ficción y erudición. En la voz Enrique Vila-Matas, escribe: "Te digo que Bloom hace bien en agacharse cuando la bala va directa a la cabeza y hace bien en mantener la cabeza erguida cuando el beso va directo a los labios". Y no me olvido de Trueba, Fernando, autor de un personal y muy divertido Diccionario de cine (Plot).

La U es sólo para Umbral, autor de un Diccionario de literatura (Planeta), que dio mucho que hablar, y más de una sentencia judicial en contra por sus afirmaciones.

La V es la de Valentí Puig, recopilador de un estupendo Diccionario Pla de literatura (Destino). Escribió Josep Pla a propósito de Voltaire: "Tengo una escasa simpatía por la persona y por la obra. Fue uno de los hombres más inmorales, egoístas y malignos de su tiempo. Su obra es de una frialdad y de un retoricismo insoportables".

No abandono la V sin hablar de Vigil, Jorge, autor de un Diccionario razonado de vicios, pecados y enfermedades morales (Alianza): ¿cómo no mencionar un libro con un título tan chulo?

Wilde no escribió ningún diccionario, aunque Blas Matamoro recopiló un Diccionario privado de Oscar Wilde. No lo tengo, y no sé si incluye la anécdota que Werner Fuld cuenta en su Diccionario de últimas palabras (Seix Barral). Cuando Wilde vio a los médicos en su habitación del Alsace, dijo: "Muero como he vivido siempre... por encima de mis posibilidades".

OJO SIN PÁRPADOS

La X es de Xènius, o Eugenio d'Ors, que cuando concibió su Glosario (La Veleta), hacia 1903, con solo 21 años, tenía la intención de "rehacer, contra Voltaire, el Diccionario filosófico". ¿Y la Y? Pues me basta con aprovecharme de una entrada de d'Ors, la de Berkeley y mirarla en un espejo: "Berkeley me ha producido siempre la impresión de un globo ocular que careciese de párpados".

Más de uno no creía que pudiera llegar sano y salvo hasta la Z. Y no sólo eso, sino que llego a uno de mis lugares preferidos, Zaragoza, donde vivo. Zaragoza, como la India de Carrière o la Venecia de Sollers, tiene un diccionario propio, Zaragoza de la Z a la A (DPZ): lo recopiló Daniel Gascón y está fabricado por muchos escritores y muchos fotógrafos. En la voz "Barroco", Vital Citores escribe: "Llorente decoró la bóveda de su bodega con doce cadáveres, antiguos pacientes suyos, que fueron claveteados en el techo para su deleite personal; pretendía, dijo, representar el juicio final".

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