Comentarios culturales de un antiguo refugiado chileno de Valparaiso, ahora en Francia, Montpellier y como muchos otros, viviendo de milagritos...
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13 noviembre, 2007

Miguel Barnet y los sin voz


Miguel Barnet reivindica a los 'sin voz' tras recibir premio José Donoso.


En su séptima entrega, la distinción recayó sobre el escritor cubano responsable del desarrollo de la novela testimonial en Latinoamérica.


Un diploma, una medalla de honor y un cheque por la suma de 20.000 dólares recibió este martes el autor cubano Miguel Barnet, tras resultar merecedor del Premio Iberoamericano José Donoso 2007, otorgado por la Universidad de Talca.

El autor de “Biografía de un cimarrón”, manifestó el honor que significa para él recibir este premio. “Donoso es un escritor que vivió con total entrega y devoción a la literatura. Es un escritor de verdadera raza, que no hizo concesiones al mercantilismo, al boom, ni a nada. Se mantuvo escribiendo y abordando los temas que eran más caros para él. Esa es una cosa que yo admiro de él”, afirmó.

Respecto a su relación con el escritor chileno, Barnet reconoció tener mucha afinidad con la obra de Donoso, “porque trata el tema de la marginalidad, de la familia, de la clase media, que son temas que yo he abordado en mi obra. La literatura para él no es una carrera de caballos, es una entrega, una devoción, es casi una religión”.

El Premio Iberoamericano José Donoso se entrega anualmente desde el 2000. Anteriores galardonados han resultado el mexicano José Emilio Pacheco, la argentina Beatriz Sarlo, la chilena Isabel Allende, el peruano Antonio Cisneros, el argentino Ricardo Piglia y el portugués Antonio Lobo Antunes. En esta ocasión, la Universidad de Talca se comprometió a publicar antologías de los autores distinguidos.

Javier Pinedo, coordinador del jurado que dirimió el premio este año, destacó el valor del escritor cubano como un recopilador de los “sin voz” a lo largo de su obra.

Según Barnet, “está muy explicitado en mi obra que represento la voz de esa gente llamada sin historia. He tratado de rescatar esas voces escamoteadas, olvidadas. En ese sentido creo que represento una parte importante de la cultura de mi país y también de Latinoamérica, porque son esas mujeres y esos hombres que a lo largo de tantos años fueron considerados sin importancia, opacos. Y sin embargo, son protagonistas relevantes de la historia de los países. Soy representante de esa gente y de mi propia obra”.

Con obras como “La canción de Rachel” (historia de una vedette cubana a comienzos del siglo pasado), “Gallego” (relato de la vida de un inmigrante español en Cuba) y “La vida real” (un cubano que extraña su patria en Estados Unidos), Miguel Barnet se ha forjado un nombre como exponente de la novela de testimonio, actualmente calificada como un género más en la literatura.

Además se ha destacado como poeta con las obras “La piedrafina y el pavorreal”, “Carta de noche”, “Mapa del tiempo”, “Poemas chinos” y “Actas del final”. Para Barnet, la literatura es “un misterio, es ver del otro lado de los astros”

“En un mundo globalizado, las voces individuales son muchas veces silenciadas, opacadas. Es uno de los males de la globalización: estandarizarlo todo, convertir a los seres humanos en una especie de máquina. Por eso yo trato de ir al rescate de la memoria colectiva, de esa pequeña historia que hay en todos los seres humanos”, aseguró Barnet.

Durante su visita a Chile, Barnet participó además del Encuentro de Escritores “Chile tiene la palabra, Latinoamérica en el corazón”, organizado por la Sociedad de Escritores de Chile, experiencia que el autor calificó como “muy buena, porque me permitió conocer más de cerca la literatura y sobre todo la poesía de Hispanoamérica con poetas que vinieron desde Colombia, Chile, Cuba y otros lugares”.

“Ese es el valor que tienen estos encuentros. No creo que los encuentros con escritores sean la solución a problemas sociales o políticos, eso está en manos de los políticos. Nosotros tratamos de enunciar los problemas, presentar nuestra realidad en toda su riqueza. La función del escritor es no olvidar nada, no subestimar nada. Todo lo que ocurre en la vida cotidiana es importante y el escritor está en el deber de registrarlo, así sea una zona bien polémica, oscura, conflictiva”.

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