*La genealogía de la contracultura*
Hilario J. Rodríguez
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Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William S. Burroughs y otros autores encabezaron una revolución cultural, el movimiento Beatnik, que, durante los años 50 y 60, se opuso con furia a las reglas establecidas y defendió la libertad más absoluta para la creación artística.
En su célebre poema Alarido, Allen Ginsberg reconoció haber "visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura". Sus palabras no nos llamarían tanto la atención si no fuese porque las escribió al comienzo de su carrera, cuando se suponía que a él y a los demás miembros del movimiento beatnik les quedaba toda la vida por delante.
Aunque los beatniks se veían como derrotados sociales, intentaron convertir su derrota en una experiencia sagrada. El cine comercial, no obstante, ofreció una imagen suya un tanto engañosa. La última vez que me suicidé (Stephen Kay, 1997) y Beat (Gary Walkow, 2000) los presentan como artistas marginados por sus ideas subversivas, algo chocante referido a unos individuos que se caracterizaron más por sus actitudes infantiles y narcisistas que por sus planteamientos ideológicos o teóricos.
Después de la II Guerra Mundial, el progresivo empobrecimiento en la política estadounidense tuvo un efecto inmediato en el mundo de la cultura. El clima de represión produjo una respuesta de algunos poetas y novelistas, como Allen Ginsberg o Jack Kerouac, que escribieron contra de la impersonalidad, la pleitesía social o el mercado. No pretendían añadir sus obras a las ya fijadas en los cánones, sino dar pie a la libertad absoluta rechazando cualquier regla. Tal como aparecen descritos en la novela Los subterráneos -- con una olvidable adaptación cinematográfica de Ranald Mac Dougal en 1960-- la mayoría buscó inspiración en sótanos donde se tocaba bebop, un tipo de música con tantas ideas armónicas y melódicas al mismo tiempo que desafiaba las convenciones del jazz tradicional.
Representació
Pull My Daisy (Robert Frank, Alfred Leslie, 1959), basada en el tercer acto de la pieza The Beat Generation, de Jack Kerouac, es una brillante descripción de la contracultura incubada en Nueva York durante los años cincuenta y también el embrión de algunos trabajos de Jean-Luc Godard en los sesenta o de Hal Hartley a principios de los noventa. Buena parte de los beatniks aparecen en el filme hablando sobre jazz, literatura y budismo, pero también autoparodiándose.
A pesar de lo anterior, Pull My Daisy contiene imágenes de un realismo urbano poco o nada frecuentado por el cine hasta entonces, el mismo que se aprecia en Shadows (John Cassavetes, 1959) y una nueva concepción del espacio escénico que influyó mucho en The Connection (Shirley Clarke, 1963) y en otros filmes de miembros del New American Cinema Group.
Quienes más influencia recibieron del movimiento beatnik fueron músicos como Bob Dylan, Patti Smith o Lou Reed. Documentales como The Source (Chuck Workman, 1999) describen la vida de Neal Cassady, Gregory Corso o Lawrence Ferlinghetti y los comparan con los maestros del jazz. Otros, como The Beats: An Existential Comedy (1980), subrayan la relación de los beatniks con grandes cómicos de todas las épocas, como Groucho Marx, Steve Martin o Lenny Bruce.
Mezcla. Los beatniks lo mezclaron casi todo: el misticismo, la política y la psicología; las drogas y el alcohol; la música y la poesía; la heterosexualidad y la homosexualidad.
2 comentarios:
Paso a saludar, y disculparme... harto tiempo sin visitarte, y no es pq lo he querido, la universidad me ha dejado sin tiempo, recién hoy pude dedicar tiempo al "ocio", y aquí me tienes!...
un gran abrazo, y si tardo en volver, ya sabes pq es!.-
besos
Gracias por las visitas y los comentarios...
La Universidad, efectivamente me parece recordar que me comia el coco y el tiempo.
No sé donde estas, pero yo iba a clases en la de Playa Ancha a principios de los años 70. Hice estudios de Pedagogia en Inglés, que nunca terminé ya que preferi largarme a otra parte.
See you...
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