Las revistas tienen páginas (web)
Aunque no siempre la atención concedida a lo que se pesca con la Red va dirigida a las capturas más interesantes, lo cierto es que Internet viene siendo un maravilloso canal para la difusión de la cultura, e incluso un potente catalizador para las mutaciones de ésta. Por un lado, dado que crear una web es algo mucho más accesible (y, por qué no decirlo, asequible) que editar un libro o montar una exposición en un espacio físico, artistas que de otro modo probablemente permanecerían totalmente ignorados disponen de un hueco para hacer llegar su obra al público (probablemente nunca al gran publico, pero Internet tiende a dar sorpresas al respecto). Y, por otra parte, es una fuente excepcional para conseguir información sobre manifestaciones culturales que de otro modo resultarían totalmente ignotas salvo en su área de origen (se les ocurre alguna forma, salvo buscar en Internet, de averiguar algo sobre -pongamos por caso- el cine de Uzbekistán).
Presencia relevante. Pero generalmente es información, creación o discusión en foros lo que uno espera encontrar en la Red. Para el análisis o la crítica cultural más «profesional», por lo general las miradas se vuelven hacia los medios tradicionales. Sin embargo, las revistas culturales también tienen una relevante presencia en Internet, que les aporta grandes ventajas tanto a ellas mismas como a sus potenciales lectores.
Mucho de lo que se encuentra en la Red en relación con las publicaciones periódicas de carácter cultural son ediciones electrónicas de algunas de las publicaciones más prestigiosas del mundo. Revistas del calibre de The Paris Review www.parisreview.com , The New York Review of Books www.nybooks.com , The Times Literary Supplement www.tls.timesonline.co.uk o la española Revista de Occidente www.ortegaygasset.edu/revistadeoccidente/revista.html ofrecen en Internet sus contenidos más recientes, ya sea de forma parcial o total. En algunos casos, la oferta se limita al sumario y una selección de los artículos más destacados; en otros, casi todos los textos de los últimos números pueden ser consultados; y en ciertos casos es posible acceder a los archivos de la publicación para buscar textos clásicos.
Trabas de papel. Sin embargo, al tratarse de versiones digitales (y por ello, de acceso gratuito) de publicaciones con soporte físico, estas páginas suelen poner algunas trabas a los internautas: no todo el material está disponible, o bien ciertas partes de la revista requieren de un pago o una suscripción para ser consultadas (o para ser descargadas para su posterior consulta), anteponiéndose la protección de la edición «madre» en papel a la mayor difusión que permite alcanzar la Red.
Esas trabas no suelen hacerse presentes en otro tipo de revistas culturales online, aquéllas creadas específicamente para su exclusiva difusión vía Internet. Es el caso, por ejemplo, de Poesía Digital www.poesiadigital.es , una publicación digital creada en 2005 por Javier García Clavel. Esta página demuestra cómo un proyecto pensado para la Red puede unir un diseño atractivo con piezas tan apetitosas como una entrevista a Raúl Rivero o una conversación a cuatro bandas sobre la traducción de poesía entre la revista y tres expertos tan reconocidos como Jordi Doce, Jaime Siles y Xavier Farré. Con ello se demuestra que Internet también puede atraer a los grandes nombres de la cultura para que participen en este tipo de proyectos.
Hay aún otro punto muy significativo en lo que aporta Internet a este tipo de revistas: los tan traídos y llevados contenidos multimedia. Una revista literaria puede ofrecer grabaciones de los autores leyendo pasajes de su obra. Una publicación dedicada a las artes plásticas puede colgar en su página vídeos, proyectos de net.art, series fotográficas mucho más amplias de las que tendrían espacio en el papel...
Nuevos Públicos. Todos estos proyectos indudablemente abren nuevos horizontes dentro del universo de la crítica y el análisis cultural. El mercado de las publicaciones en papel cuenta con un público fiel pero de algún modo limitado y la oferta es ya amplia y consistente. De modo que la aparición de estas iniciativas online permite buscar nuevos públicos -y posiblemente más jóvenes- y ofrecer alternativas a los lectores ya existentes. Los menores costes de estas publicaciones, en comparación con las tradicionales, permiten la gratuidad y por ello una amplia difusión. Pero lo más significativo en lo que se refiere a su accesibilidad no es tanto eso como las posibilidades de una máxima internacionalización. Las revistas culturales más prestigiosas ya poseen una tradición de difusión e influencia internacionales, pero ésta queda en gran medida restringida a ámbitos especializados. En cambio, a través de Internet, el pensamiento recogido en sus páginas (ahora web) se convierte en fácilmente accesible para cualquier persona con curiosidad intelectual.
Así pues, no es de extrañar que la proliferación de estas revistas haya atraído la atención y el apoyo de instituciones privadas, oficiales y academias, que ven en ellas una interesante posibilidad de dar a conocer internacionalmente los productos culturales de un país. Así, en España la página Revistas Culturales.com recoge todas las páginas de los asociados de ARCE, la Asociación de Revistas Culturales de España; en Argentina es la Biblioteca Nacional (seguro que Borges estaría encantado) quien ha creado en Internet el Centro de Información de Revistas Culturales www.universia.com.ar/circ ; y en Cuba se ha organizado ya varios congresos acerca de esta nueva forma de hacer volar las ideas empaquetadas en bytes.
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