Comentarios culturales de un antiguo refugiado chileno de Valparaiso, ahora en Francia, Montpellier y como muchos otros, viviendo de milagritos...
Music is the Best, tal es su lema, aparentemente lo cree y aplica aqui :
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04 marzo, 2006

Playas de Valparaíso


De Las Torpederas y otras playas porteñas


Panorámica de Las Torpederas en los años '20, cuando se consolidaba como balneario, tras su etapa de base naval y aeronaval.


Por Piero Castagneto, La Estrella, Valparaiso

Para entrar en este tema, antes que nada hace falta que el lector haga el esfuerzo de imaginar el siguiente paisaje: todo el borde costero de Valparaíso era una extensa playa. Un paisaje que, naturalmente, se ha transformado de forma radical, por el avance de terrenos ganados al mar y por el crecimiento de la ciudad y el puerto, pero cuando ello ocurrió, ¿por qué los habitantes de esta ciudad emergente no disfrutaron del mar y la playa tanto como pudieron?

Una poderosa y principal razón está en que las lenguas de suaves arenas estaban ocupadas en funciones estimadas más utilitarias y productivas, entre ellas la portuaria y la pesquera. A modo de ejemplo, baste con recordar la Caleta de El Membrillo que, si se piensa bien, con su ubicación y sus facilidades para el turismo gastronómico, bien podría ser plenamente utilizada como playa para bañistas; sin embargo, si allí pervive una caleta de pescadores y es sede de la imagen del patrono San Pedro, se debe a tradiciones ancestrales. Más aún, como veremos, El Membrillo no era la única playa porteña ocupada por hombres y embarcaciones dedicadas a la pesca.

Otro claro ejemplo es, ni más ni menos, el de la Playa Las Torpederas, considerada la más tradicional de Valparaíso en la que, sin embargo, existió antaño una tradición aún mayor. Según ha establecido y repetido el autor Leopoldo Sáez en sus diversas obras, en un principio esta franja arenosa y la quebrada desde donde desembocaba, eran conocidas como de Playa Ancha o de los Pescadores, nombre este último inequívoco de la actividad que allí se desempeñaba; más aún, Sáez, principal estudioso de cerros y quebradas porteñas, respalda este nombre en planos de 1854 y 1876.

Pero hay que aclarar que sería equivocado pensar que los porteños no sabían disfrutar del mar. Ya en 1852, el recién llegado ingeniero alemán Paul Treutler describía un establecimiento de baños situado en la calle del Cabo (Esmeralda), y construido en base a dos embarcaciones desmanteladas, unidas y comunicadas con la playa: "Aquí se reunían las damas de Valparaíso para refrescarse con helados y frutas, que les eran ofrecidas por galantes caballeros. A ambos lados de este recinto se encontraban los camarotes donde se tomaba el baño. Se entraba en ellos en un cajón perforado, sumergido en el mar hasta que el agua alcanzara el pecho, de modo que el bañista estaba seguro de no ahogarse y disfrutaba de protección contra tiburones y otros animales".

Balnearios populares

La denominación de Las Torpederas, de resonancia tan naval, viene de un hecho muy concreto: La construcción, hacia 1885, de un galpón, suerte de base naval en miniatura, para albergar las pequeñas y aún rudimentarias lanchas torpederas de la Escuadra, las mismas que habían hecho la Campaña Naval de 1879, destacándose en el bloqueo del Callao. Estas instalaciones se utilizaron hasta fines del siglo XIX (1895 aproximadamente), pese a lo cual la denominación sobrevivió y, siguiendo siempre a Leopoldo Sáez, coexistió con la antigua de los Pescadores hasta el primer cuarto del siglo XX.

A propósito de estas denominaciones, Benjamín Subercaseaux ("Chile o una loca geografía", 1941), recuerda así un retazo de un veraneo de infancia: "Doblábamos la puntilla con los ojos muy abiertos, esperando ver aquellos famosos "destroyers", pero ninguna torpedera aparecía en la playa tranquila, apretada de bañistas como el Ganges en día de peregrinación".

Entretanto, ya desde los primeros años de la pasada centuria este lugar había sido descubierto como playa de recreo, desde 1897 pasaba por allí una línea de tranvías y en 1905 se realizaron instalaciones para baños de mar. No es difícil deducir quiénes serían los principales visitantes: Los habitantes del vecino barrio de Playa Ancha, que en ese entonces se hallaba en pleno surgimiento como suburbio para gente de estratos medios o acomodados.

Pero la emigración de los porteños de aquellas capas sociales a Viña del Mar y los vaivenes de las modas, hicieron que las playas más bien vistas socialmente fueran las de esta última, lo que hizo que Las Torpederas hallara su destino acogiendo veraneantes y bañistas de estratos medios o populares.

Por eso mismo, se transformó en un balneario concurrido, con nuevas instalaciones habilitadas en 1919, de manera que se contó con un casino y una sala de baile, donde se daban espectáculos con música en vivo, en tanto que la comunicación mejoró en 1930, cuando se inauguró la Avenida Altamirano.

Entretanto, hubo un lapso en que Las Torpederas había vuelto a ser utilizada por la Armada, que en 1921 instaló allí una base para su Aviación Naval, en el antiguo galpón de torpederas, hasta el traslado total de estos efectivos a Quintero, en 1927. Desde entonces, la popularidad de este balneario se reafirmó, siendo el preferido de los porteños que veranean sin salir de su ciudad, y ha sido aludido con simpatía por los escritores.

En un evocativo texto de Claudio Solar se lee el siguiente retrato: "Siempre fue 'la playa popular de Valparaíso', hasta donde bajaban en tranvías y 'góndolas' los vecinos de los cerros, provistos de damajuanas, ollas de tallarines y pollos fiambres con ensalada 'chilena' de tomates y cebolla a la pluma".

¿Y qué pasaba, en tanto, con otras playas? Algo parecido a los casos de Los Pescadores y El Membrillo. Desde tiempos ancestrales, la playa de Jaime, en la desembocadura del estero del mismo nombre, era caleta de pescadores, los que emigraron en 1929, no para ser relevados por los bañistas, sino para dejar lugar a las obras del nuevo Puerto. Reubicados en Caleta Portales, estos trabajadores del mar vieron reforzada su labor por el terminal pesquero instalado al otro lado de Avenida España, en el antiguo Matadero, de forma tal que era muy natural, que los visitantes combinaran playa y gastronomía, como sucede hasta ahora, pese a la desaparición de dicho terminal.

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En todo caso, vuestro servidor, iba a la mentada Playa de las Torpederas, en invierno sobre todo, a preparar sus exámenes de inglés (teniendo siempre un ojo que se paseaba mirando las minas), discutir con los compadritos y comadres, o bien fumarse sus pitillos, conversando cojudeces y delirios tremendos, antes de irse de vuelta a clases.... flotando en una nube y cagados de la risa... cool...

Agrego también, pensando que no deben saberlo, que en aquellos años (1970 - 1975) estaba en la Universidad de Chile en Pedagogia en Inglés, y que la sede en cuestion, en el sector de Playa Ancha, se encontraba a unos 5 minutos a pata de dicha playa.

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